miércoles, 26 de octubre de 2016

Rodea el Congreso ¿Porqué no?

Foto Europa Press

Estoy tratando de imaginar en qué términos se produjo la conversación entre Alberto Garzón y Pablo Iglesias referente a la ¨mani¨ #RodeaElCongreso. Mi imaginación reconozco que es algo limitada, pero la cosa quizá fue así:

-Pablo, creo que debemos restarle protagonismo a los ¨sociatas¨, se están llevando las portadas de todos los diarios, y lo que es peor, todas las tertulias hablan de ellos-.
-Ufff Alberto, que pesaditos están, yo de vez en cuando me peleo con el niño por Twitter y salimos hasta en el ¨Jueves¨, pero eso ya está muy visto-. Alberto se rasca la cabeza y se le ilumina la bombilla.-¿Y si les azuzamos a los del 15M?, hace tiempo que no recurrimos a ellos-.
Pablo deja caer el coletero que trataba de colocarse mientras habla con Alberto por teléfono.-¡Coño Alberto!, muy bien visto, pero vamos a ir más allá, vamos a Rodear el Congreso-. Alberto abre los ojos como platos y le pregunta a Pablo.-¿Qué congreso?-, -¡joder Albertito!, el nuestro, ¿cuál va a ser?- Alberto responde, -¿el congreso al cual pertenecemos?-, -ese mismo- le indica Pablo…

Hay ocasiones en las que el fin justifica los medios, pero en este caso resulta más que evidente que no hay más fin que el de llenar portadas de periódicos y horas de televisión y radio. Nada hace pensar que Rajoy se vaya a amedrentar al ver un Congreso rodeado y decida finalmente deponer su actitud de ser nombrado Presidente del Gobierno y cederle los trastos a Iglesias y compañía.
Quizá el cielo se tome por asalto, desconozco los asuntos espirituales, pero la soberanía de un país, de un pueblo no se alcanza a golpe de manifestaciones revanchistas de ¨groupies¨ adeptos de ¨coletas¨ y ¨rojillos¨ venidos a menos.
El Congreso representa el más alto eslabón de la cadena democrática, pero nos guste más o menos la forma en la que se eligen a nuestros representantes, de momento tenemos la que tenemos, y por suerte, se contemplan vías por las cuales es posible cambiar las normas y leyes que nos rigen, y curiosamente eso se hace en el Parlamento.

Javier Bernal Abellán
@ajopicao






sábado, 1 de octubre de 2016

Vivír por encima de nuestras posibilidades



Hace unos días me desperté con la siguiente noticia. ¨Los murcianos destinamos 106 día de nuestro trabajo anuales para cubrir la deuda de la Comunidad Autónoma¨. Entonces me he acordado de aquella frase tan inoportuna, injusta y si me permiten indecente que nos escupió Alberto Fabra a todos los españoles. “Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”.
Sería muy socorrido y lo admito, quizá hasta demagógico enumerar miles de casos de personas que todos conocemos y que han sufrido en sus propias carnes el rigor de esta odiosa crisis, incluso yo mismo, que por no tener no tengo ni coche, y no por que me lo hayan embargado, sino por que nunca lo compré, ni en los tiempos de la abundancia, pero no quiero caer en eso.
Ayer mantuve una interesante conversación con el arquitecto Jesús Abril respecto a la adquisición de obras de arte por parte de Ayuntamientos, en concreto de las que lucen en cientos de glorietas o miles, no tengo el dato, de nuestras ciudades y pueblos. Todos disponemos de ejemplos.
En mi opinión ese sí que es un claro ejemplo de ostentosidad innecesaria y de dudosa intención. El valor de cualquier obra de arte es intangible y no se puede valorar salvo por la relevancia del artista o de la propia obra en sí, ya sea por el contexto, el momento..etc. Por lo que tratándose de artistas de poca o nula relevancia en la mayoría de los casos, y de obras nuevas,  a ninguna de ellas se les puede calcular el precio salvo por el artista o expertos en arte, parece un acto de mecenazgo un tanto inconsciente por parte de las administraciones que adquieren dichas obras y temerario.
Os planteo un problema matemático: Si mi hijo realiza un coche en arcilla cuyo valor material es de 10€ y yo le propongo ponerlo en el lugar más llamativo de la casa, pero con la condición de que este, pida por su coche el triple del valor material, ya que dicha obra no la voy a pagar yo de mi bolsillo. Pregunta, ¿a dónde creéis que va a ir parte del beneficio?.
Matemáticas a parte, mezclar la obra pública con el arte debería de resultarnos por lo menos llamativo, si no sospechoso, y en aras de la transparencia y la honradez que supongo a todos los alcaldes y concejales, así como a todo representable público. Propongo la prohibición expresa a todo ayuntamiento y comunidad autónoma de la adquisición de cualquier obra de arte que no haya sido recomendada por un comité de expertos independientes…por que en realidad, eso sí que es vivir por encima de nuestras posibilidades.

Javier Bernal Abellán
@ajopicao