Me cae la soledad como los granos de un reloj de arena.
Como el silencio a la noche,
como el río al mar.
Mis muros se caen como las hojas ante el otoño,
y no hay lágrimas que ahoguen el vacío.
Me cae la soledad como los minutos al condenado,
como la tierra al difunto.
Pequeño planeta sin universos a los que aferrarse,
pequeño planeta, dónde está tu memoria.
Se cerraron las puertas para este extraño,
y no hay centinela de guardia.
Y no hay lágrimas que rieguen la tierra yerma.
Mi soledad pesa como el yugo al preso,
como el infierno al justo.
Mis alforjas están vacías de presencias,
y no hay mas que abismos hacia donde mirar.
Pequeño planeta sin universos a los que aferrase,
pequeño planeta, dónde está tu memoria.
Perdido como la ciudad ante el progreso,
como el horizonte ante la lejanía.
Esta ventana tapiada no deja pasar la luz,
y en la habitación se perdieron los recuerdos.
Quizá la luna, con su blanca luz,
quizá, esta noche venga a visitarme.
Javier Bernal Abellán
@ajopicao