miércoles, 30 de enero de 2013

Crónicas desde el armario

Aquella noche las puertas de los bares estaban adornadas con más borrachos que de costumbre, mi amigo Andy me comentó, que en noches como esta era como si de repente se hubieran abierto las tumbas de los cementerios, y los difuntos se agolparan en los bares para calmar su sed. La verdad es que resultaba deprimente la visión de tanto cuerpo balanceándose en la puerta de los tugurios como si de una danza macabra se tratase.

Andy era de esos tipos que no se olvidan, cuando te miraba fijamente sentías que si volvías a ver esa mirada sería en el purgatorio. Un día me dijo mientras doblaba el diario, - muchacho, cuando leas un periódico comienza por las esquelas, son las únicas noticias que pagan los menos interesados en salir en ellas-.

Andy era un tipo muy silencioso, tanto, que un día llegue a olvidar su voz. En una ocasión me comentó. -Nunca te metas en política, dirás tantas mentiras que el día que digas una verdad terminará notándose que todo lo demás es mentira.-

Aquellos días de invierno, Andy descubrió que su mujer le engañaba con otro, y sin tomárselo aparentemente a mal comento mientras se bebía de un trago un vaso de bourbon,- me extraña que no lo hiciera antes, la soledad le hacía tanta compañía que un día me la presento como su mejor amiga-.

En la vida llegas a conocer personas peculiares, pero aquel tipo siempre quedará en mí memoria como alguien tan sencillo y modesto, que lo más ostentoso que hizo en su vida fue aparecer en una esquela en El Chronical, esquela que pague yo.


Al gran José Luís Alvite.


Javier Bernal Abellán
@ajopicao #Esoll 



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